La vida parisina no puede compararse con ninguna otra. Quienes la visitan por primera vez no sólo quedan maravillados por la Torre Eiffel, el Louvre o Notre-Dame, sino también por el inconfundible estilo de vida francés que impregna toda la ciudad.
La vida cotidiana de los parisinos
Aquí la gente se toma su tiempo para disfrutar de la vida y nunca tiene prisa. Agradables restaurantes, cafés y bares, pequeñas galerías y románticos jardines se alinean en las calles, donde la vida cobra vida con el buen tiempo. Las calles, terrazas y orillas del Sena se llenan de lugareños que saborean aromáticos cafés y mordisquean cruasanes. Un estilo admirado en todo el mundo. El estilo de vestir de los franceses es extremadamente elegante a la vez que nada llamativo. En cualquier ocasión, eligen un atuendo especial mientras disfrutan del sabor único de los vinos y la comida. Esencialmente, son snobs, en el mejor sentido de la palabra.
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En Francia, la gente no vive para trabajar, sino que trabaja para vivir. Este estilo de vida y esta actitud son envidiados en todo el mundo, ya que les permite encogerse de hombros ante cualquier dificultad cotidiana, todo ello en compañía de un buen vino.
En definitiva, un solo viaje a París no es suficiente, ya que nunca se tiene bastante. Visítelo tantas veces como pueda y disfrute de cada momento como un auténtico francés. ¡La vie est belle!